Una vez, mi madre se resfrió y me dijo; "Ve a la clínica local y trae algún medicamento para el resfriado". Y así, yo fui. Una vez que llamaron a mi número de espera, el médico salió corriendo y me dijo: "¡Vamos! Hirohiko-kin, quítate la ropa, te daré una aguja". "¡Qué! ¡El que tiene resfriado no soy yo!" "Estás mintiendo." En ese momento, estaba realmente enojado. Sin embargo, ahora que lo pienso, toda la experiencia en sí parece divertida en retrospectiva. De hecho, creo que esta historia es una experiencia preciosa para mí para convertirme en un artista de manga de primera categoría.